Estos son algunos de los mandatos, a los que desde niña y niño se nos somete en sociedad. No se escriben en ningún contrato, en ninguna Ley, son "normas implícitas" que a veces ni siquiera se dicen.Pero una siente la presión si no las cumple.
Las mujeres no deben tener pelo: asi nos sometemos a tratamientos dolorosos, verguenzas e incluso burlas por mantener nuestro bello natural. Hay mujeres peludas y hombres sin pelo, y eso es natural.
Las mujeres han de ser madres. Así, las mujeres que deciden no serlo tienen que superar una fuerte presión social y preguntas como ¿para cuando? o aberraciones como "se te pasa el arroz", las cuales, sólo por ser hombre no tienes que soportar.
Las mujeres son sensibles, ¿y los hombres no? si seguimos con este mandato, crearemos relaciones desiguales que pueden acabar en violencia de género.
Las mujeres son dependientes, necesitasn pareja. No reconocemos con esto que cada mujer es dueña de su vida, que puede necesitar independencia y que no ha de ligarse a nadie para sobrevivir y ser feliz.
Las mujeres cuidan mejor de menores, tercera edad, etc. Gran truco del sistema patriarcal para seguir esclavizando a las mujeres en el trabajo del cuidado, liberar a los hombres y crear dependencia económica, ya que este trabajo no es reconocido ni remunerado.
•Las mujeres no gritan, no se quejan: así están controladas y sumisas, perfectas para ser violadas, agredidas, maltratadas, y que no usen sus armas, su fuerza, su autodefensa.
•Las mujeres deben ser femeninas: así cumplirán el mandato se ser "objeto" de deseo para hombres muy masculinos, nunca definidas "sujeto", como se definen ellos.
•
La trampa está servida, porque si cumplimos estos mandatos, nos olvidamos de nosotras mismas, nos podemos sentir incompletas. Si no lo cumplimos, empieza el sentimiento de culpa, la baja autoestima , vulnerabilidad, dependencia y se facilita la subordinación.
•Las que transgredimos, somos fuertes o nos atrevemos a tener éxito podemos sentir vergüenza, o lo evitamos ocultando nuestra identidad (mintiendo para no "molestar" al hombre).
•También hay síntomas físicos, malestares, trastornos de ansiedad, depresión.
Pero cuando logramos salir del patrón y de la culpa, nos sentimos liberadas, más mujeres, más cómplices de otras mujeres, fuertes, seguras y con ganas de sororidad.Auténticas, hermosas con nuestras canas, arrugas y pelos, dueñas de nuestro cuerpo, libres y autodependientes.
Los hombres no se libran tampoco, claro. Pero es obvio que a ellos les toca la parte positiva, o al menos, la parte mejor valorada socialmente, lo cual no significa que no tengan problemas al no poder mantener estos mandatos inútiles:
Los hombres son fuertes: los hay fuertes, los hay débiles, los hay que utilizan su fuerza para someter, los hay que utilizan su debilidad para aprender.
Los hombres siempre están predispuestos para el sexo: y luego vendrán los problemas de erección, eyaculación, sentimientos de culpa, importencia, frustración y agresividad por querer obedecer el mandato.
Los hombres son masculinos: y así buscan algunos incesantemente ser poderosos, controladores, agresivos, independientes y al final, muchos maltratadores.
Si los hombres se salen del patrón, se sienten discriminados por otros hombres, fuera de lugar, presionados por algunas mujeres y "raros". Cuando superan el mandato sienten alivio y complicidad con otras muchas mujeres y con los hombres que aceptan el cambio.Se sienten más sinceros y enteros.
Un nuevo universo de ralaciones se abre: más igualitarias, enriquecedoras, exitosas (tambien en lo sexual) y humanas.
