“Nos tiene sin cuidado vuestras leyes, caballeros, nosotras situamos la libertad y la dignidad de la mujer por encima de toda esas consideraciones, y vamos a continuar esa guerra como lo hicimos en el pasado; pero no seremos responsables de la propiedad que sacrifiquemos, o del perjuicio que la propiedad sufra como resultado. De todo ello será culpable el Gobierno que, a pesar de admitir que nuestras peticiones son justas, se niega a satisfacerlas…las que podáis romper cristales, rompedlos… Las que podáis atacar al secreto ídolo de la propiedad atacadle…mi última palabra es para el Gobierno: ¿yo incito a esta asamblea a la rebelión ¡Detenedme, si es que os atrevéis, os advierto que no me meteréis en la cárcel…”.
Emmeline Pankhurst. Mi propia historia (1914)

Incitando a la desobediencia civil, que tanta falta sigue haciendo en estos dias....
“Señores diputados… yo no creo, no puedo creer, que la mujer sea un peligro para la República, porque yo he visto a la mujer reaccionar frente a la Dictadura y con la República. Lo que pudiera ser un peligro es que la mujer pensara que la Dictadura la quiso atraer y que la República la rechazara, porque, aunque lo que la Dictadura le concedió fue la igualdad en la nada, como me he complacido yo siempre en decir, lo cierto es que, dentro de su sistema absurdo e ilegal, llamaba a la mujer a unos pretendidos derechos…No cometáis un error histórico que no tendréis nunca bastante tiempo para llorar al dejar al margen de la República a la mujer…que está anhelante, aplicándose a si misma la frase de Humboldt, de que la única manera de madurar en el ejercicio de la libertad y de hacerla accesible a todos, es caminar dentro de ella”.
Intervención parlamentaria de Clara Campoamor el 30 de septiembre de 1931